La ocupadita

Sainete.-Estamos de estreno, elegí tu lugar preferido y a disfrutar...

El Arca de Luis 15/04/2021 Luis García Orihuela
LA_OCUPADITA_Sainete_Luis_Garcia_Orihuela
Composición fotogrfía:Luis García Orihuela

Luis García Orihuela
Por Luis García Orihuela | Escritor | Poeta | Dibujante



 

ACTO ÚNICO

PERSONAJES

MARUJA: Casada con ANTONIO

ANTONIO: Esposo de MARUJA

PEPA: Amiga intima de MARUJA

La acción transcurre en Valencia. Es marzo del 2021. Ha pasado un año desde que se comunicara  la existencia del virus.
La escena representa el interior de la casa de Maruja y Antonio. Un matrimonio todavía joven.

Tras el telón, todavía cerrado, se oye la voz de Maruja medio canturreando la tonadilla de la copla que suena en la radio.
"Tatuaje" de Concha Piquer.

(La voz se va oyendo más fuerte y acercándose).
Vemos a Maruja descorrer el telón como si este fuera una cortina de una de las ventanas de la casa, iniciando así el sainete.

Maruja aparece llevando una bata de baño de color blanco, unas chanclas de las de baño a juego. En la estancia hay el mobiliario normal de una salita no demasiado moderna. Hay dos sillones a los lados, y en el centro, una pequeña mesita con un jarrón con rosas rojas, un cenicero, una radio, una taza de café y un teléfono móvil. Detrás de los sillones y la mesita hay una gran ventana de dos hojas cerradas desde la que se observa un pequeño jardín interior y a continuación, más alejada, la calle. Las cortinas, de un color amarillo suave permanecen apartadas a ambos lados.

 MARUJA:

 (Dejándose caer de forma poco armoniosa en el sillón de la derecha y cruzando acto seguido las piernas y estirándolas relajada. Se arregla los bajos del albornoz evitando las arrugas. Deja de cantar. En la calle se oye ruido de tráfico al pasar los coches. Tomando la radio de la mesita la desconecta y la vuelve a dejar en dónde estaba.

 MARUJA: Mirando hacia el público

Parece que hoy va a hacer bueno. Está saliendo el sol. Mira tú que bien. —Interrogándose. La cabeza algo elevada. Mira hacia el techo como buscando respuestas—  A ver Maruja, ¿A que venía yo a la salita? Con esto del virus y de la mascarilla es que una no sabe en dónde tiene la cabeza, ¡Ea! Ni en dónde tiene las mascarillas.

 Vuelve a tirar de los bajos del albornoz, como obsesionada.

Por la izquierda hace la entrada ANTONIO. Va vestido para salir a la calle. Luce una gorra negra a la cabeza y un pañuelo al cuello de cuadros y líneas azules. En la mano derecha lleva atada una bolsa negra. Se detiene antes de llegar a la altura de MARUJA.

 ANTONIO:

 Pero Maru… ¿Aún estás así? Mujer deja de tirar… (Refiriéndose al albornoz) qué no es chicle. Dijimos anoche, en la cama, de salir hoy a dar una vuelta por la plaza.

 MARUJA:

 Pues ya ves, he cambiado de parecer. —Cambiando el tono de voz a uno más sensual— Anoche en la cama… se dijo muchas cosas… y las que no se dijeron y se hicieron. Como para acordarme yo hoy de todas. ¡Ja!

 ANTONIO:

Dejando la bolsa en el suelo.

 Pero chiquilla, mira que sol más bueno entra por la ventana.

 MARUJA: 

 Lo veo, lo veo. Pues mira tú,  lo dejaré pasar y abriré las ventanas de par en par para que entre la gracia de Dios y se ventile bien la casa. No sea que el bicho ese haga de las suyas.

 ANTONIO:

  Pero Maru… que además, estamos en Fallas.

 MARUJA:

 ¡Vaya hombre! Toma traca lo tuyo. Ya salieron las Fallas a relucir. Ya me extrañaba a mi el que no lo hiciesen. Los valencianos tenéis fijación con ellas…

 ANTONIO:

 ¡Maruja! —Recriminándole— Como si la Feria de Sevilla y tus trajes con lunares, no fuesen plato de caliente en esta casa.

 Se oyen explotar unos petardos cerca de la casa. 

 MARUJA:

 ¡Ves! Ya están ahí otra vez esos niños odiosos. ¡Me sacan de quicio! Van a hacer que me siente mal el desayuno. Anda ve a tirar la basura.

 ANTONIO:

  Se queda mirando a MARUJA con cara de resignación. Finalmente toma la bolsa negra y sale por la puerta de la derecha.

 MARUJA: 

 Elevando la voz para ser oída por ANTONIO.

 Acuérdate de traerte una docena de churritos…

 Arreglándose una vez más los bajos del albornoz. Se oye la puerta de la calle al ser abierta y acto seguido un fuerte portazo.

MARUJA tomando el teléfono de la mesita hace una llamada.

 Anoche bien que no quería saber nada del sol, y si, de la oscuridad. (cambiando de voz) El muy pulpo.

 Contestan al teléfono.

 No te decía a ti, Pepa. No. Hablaba en voz alta. (pausa)  No. No me refería a ese tipo de pulpo “a la gallega”. (Con énfasis) En todo caso sería del “Pulpo a la Valenciana”.Ay jamía, con lo bien que estaba yo en Sevilla de soltera, ye4ndo y viniendo de aquí pa ya, y me tuve que casar y venir a vivir aquí a Valencia. Lo que es el amor eh. ¿ciego! ¡Muy ciego! Te lo digo yo

 Escuchando

 ¿Antonio? Pues ya sabes… más calvo. De todo le gusta discutir. Que si los vecinos siempre andan de reformas, que si dan golpes en las paredes o arrastran las sillas en vez de levantarlas, ¡Hombres! No quería que saliéramos hace na a la calle a tomar el sol? Qué hace bueno y es Fallas, me dice.

 Escuchando

Pues claro que no se han plantado Fallas este año. Ni se plantaron el año pasado, ni a este paso se plantarán el que viene. Palabrita del niño Jesús.

 Se oye en el exterior detonar unos petardos,

 ¿Disparos? No. Petardos. Me vuelven loca eh. Mira que n o hay fallas que valgan, pero los petardos no los prohíben ni a tiros. Antes el olor de la pólvora era otra cosa… pero ahora la traen de China y ya te puedes imaginar. Un desastre. Te voy a tener que dejar, porque Antonio debe de estar al caer y luego se queja de que no hago nada. ¡Imagínate! Como si eso fuese verdad. Todo el día esclava de la casa. Que si baja a comprar, pon la lavadora, haz las camas, lava el piso, pon a remojo las mascarillas de las narices con un poquito de jabón, enjuaga y tiéndelas al sol.

 Escuchando

 Claro, y por supuesto siempre con prisas. Siempre quiere que esté la comida hecha. Comida de cuchara que dice él. No le vale una lata o un bocadillo de fiambre. No hija no. (Recalcándolo) ¡De cuchara! Y yo todo el santo día metida en la cocina con los fogones y sudando la gota gorda. Pa que luego cuando llega él todo sean quejas. Que si esto está frío, o poco hecho, que si le falta sal, que el pan está crudo. (Elevando la voz y mirando hacia el techo) ¡Ay los hombres! (Corta la llamada)

 Se oye abrir la puerta de la calle y cerrarse a continuación.

 Voz de Antonio

 Ya estoy de vuelta,

 MARUJA

 ¿Trajiste los churros? No los habrás olvidado… Que tu bien que eres capaz de olvidarlos y volverte con la basura. Que no sería la primera vez.

 ANTONIO

 Mujer que cosas tienes. Pues claro, Y bien calentitos que están los churritos. Recién hechos. Hace un sol…

 Entra por la izquierda. Lleva en la mano derecha una bolsa de papel marrón con los churros dentro.

 ¿Pero aún estás así Maruja? Anda haz el chocolate, que se nos enfrían los churros y se quedan tiesos como los pies de Cristo.

 Se oye explotar en la calle más petardos.

 MARUJA

 ¡Ay, con los petardos! Les retorcería el cuello a esos que los tiraran. Voy a echar las cortinas, a ver si así se oyen menos.

 Se cierra el telón

 


 

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