Basta de aburrimiento
El aburrimiento de estar encerrados en cuarentena pasó a un segundo plano. Debemos concientizarnos y no distraernos con falsas propuestas
Opinión - La columna de Eduardo24/06/2020 Eduardo ServenteComposición:P.D.
POSDATA Digital Press | Argentina
Por Eduardo Servente | Ingeniero Civil
Estamos a fines de junio de 2020, recién empezó el invierno y encerrados desde el 20 de marzo, cuando empezaba el otoño.
Por alguna razón que tendré que analizar en mi interior, en estas épocas de cuarentena escribí menos que cuando tenía la libertad de salir a pasear, de ir a ver a mis hijos y mis nietos, de hacer ejercicio afuera, de salir de compras, de ir al trabajo, de tener una reunión social, de encontrarme con amigos, etc.
Hoy me puse delante del teclado y me dije “voy a escribir algo”. Luego pensé, ¿sobre qué tema podré escribir?
Temas hay muchísimos, porque una cosa que realmente han hecho bien en estos últimos tiempos es habernos dado temas para conversar, quejarnos y espantarnos.
El aburrimiento de estar encerrados en cuarentena pasó a un segundo plano, y si bien sufrimos el encierro por la falta de libertad para hacer las cosas que deseamos y necesitamos, no lo catalogaría como aburrimiento, sino que podemos tener hartazgo, bronca, enojo, ansiedad, etc.
Al principio hubo algo de aburrimiento, pero nuestro señor presidente se ocupó de hablarnos casi todas las semanas infundiéndonos miedo, llenándonos de datos y comparándonos con otros países, cosa que lograba que al día siguiente de su exposición el embajador del país al cual le tocó la comparación se quejaba y presentaba los datos reales. Había que entender, no era que nos mentían para que nos quedemos en casa, sino que buscaba que nos entretuviésemos con otros temas.
Además, para mantenernos con tareas hogareñas, los que podían o debían salir necesitaban justificar la salida, por lo que se hicieron categorías y debíamos obtener un permiso y para no aburrirnos lo hacían caducar cada tanto y debías sacar uno nuevo. Ya voy por el octavo; sí, ocho permisos.
Hay que reconocer que se mostraron comprensivos: una mañana les dieron permiso a los jubilados que vayan a hacer cola a los bancos para cobrar su jubilación, que por suerte todavía el famoso virus no estaba tan presente y no hubo un contagio generalizado.
Mientras tanto había unos cuantos que decíamos que había que tener cuidado y no desatender a la economía, porque si bien el tema principal era la salud, la situación económica era peligrosa.
No sé si podemos decir que aprovecharon el tiempo de nuestro encierro para hacer cosas que no convenían, o no estaban tan bien vistas por esa clase media trabajadora que paga los impuestos para mantener los gastos del estado, pero claro, sin poder ir a trabajar.
Así fue que con la excusa de que se iban a enfermar empezaron a soltar presos. Entendieron que la bondad de nuestros corazones comprendería que debíamos tener piedad por esos pobres seres humanos que corrían alto riesgo. Así soltaron a los violadores que volvieron a violar, a los asesinos que quizás vuelvan a matar, a los ladrones que vuelven a robar. Tanta compasión que soltaron a todos aquellos procesados por corrupción, que tanto nos robaron y tanto nos costó encarcelar. Incluso liberaron a ese ex vicepresidente que ya estaba condenado por robarse la máquina de hacer billetes.
Mientras tanto te tenían encerrado con la excusa que el contagio era peligroso y ellos se iban a ocupar de componer el sistema de salud para el famoso pico. Iban a comprar los reactivos necesarios para testear, trazar y aislar lo necesario y así pasar mejor el mal momento.
Decían que se ocupaban. Con la propaganda como si fuera un viaje interplanetario programaron viajes a China para buscar elementos sanitaros de protección y cuidado. Se comentó que muchos no servían, pero no es eso lo importante. Mantenían nuestra atención en pequeñeces y pretendían que fueran hechos extraordinarios.
Pero seguimos encerrados y veíamos que por nuestro barrio los negocios no abrían, cortinas bajas y varios con carteles de cierre definitivo. Seguramente conocés a más de uno que tuvo que cerrar definitivamente su negocio o bien se quedó sin empleo y tiene que reinventarse vendiendo vinos, salames o zapatos por Facebook.
Por otro lado, el Poder Legislativo no funcionaba y solo hacía pequeñas reuniones para solucionar temas que al Ejecutivo le convenían. Hicieron grandes espectáculos con enormes pantallas en los recintos que mantuvieron a los noticieros ocupados por un tiempo, pero sin ningún resultado claro.
El Poder Judicial, por otro lado consideró que era una buena oportunidad para tomarse un año sabático y como la feria de enero no les fue suficiente inventaron la feria de la cuarentena, que siguiendo el ejemplo del Ejecutivo no tiene fin.
Me dirán sobradamente que los poderes son independientes y no puedo juntar todo dentro de la misma bolsa. Es cierto, como quien dice en los papeles son independientes, pero quien crea eso y más en este país, padece de un infantilismo notable.
Nunca perdamos de vista que mientras sucedía todo eso, nosotros los contribuyentes estábamos encerrados sin poder trabajar ni ver a nuestros seres queridos porque el gobierno estaba poniendo en condiciones los sistemas de salud para enfrentar el pico que venía.
En otro momento y siempre con el motivo de mantenernos distraídos y ocupados, para que no nos aburriésemos, como decían que necesitaban recaudar más para arreglar lo que tenían que arreglar inventaron un impuesto “a la riqueza” para que los más ricos pagaran algo más. Sorpresivamente en los cálculos iniciales del nuevo impuesto si tu patrimonio era de un departamento de dos ambientes y un auto mediano, ya eras super rico y debías pagar para mantener ese “pequeño” estado que tenemos. Luego se hicieron correcciones y finalmente se fueron en discusiones. En fin, nos mantuvieron entretenidos por unos cuantos días.
Mientras tanto, no olvides, estaban preparando los sistemas de salud, se venía el pico.
Es cierto que también nos distraían con los permisos que tan gentilmente nos iban dando. Semana a semana nos iban comunicando qué negocios podían abrir y a quién podíamos visitar, que si podíamos salir a correr o pasear a los chicos. Mantenían el suspenso de cómo iban a ser nuestros próximos días, siempre para que no sufriéramos de aburrimiento.
Un día, para volver a tener nuestra atención, porque los temas ya eran de poca monta y repetitivos y nuestro encierro se volvía aburrido, decidieron dar un golpe maestro, anunciaron la expropiación de la mayor cerealera de capital nacional que estaba en convocatoria de acreedores. Expropiación, intervención, salvataje…, no importa la palabra que se use, era una intervención lisa y llana en una empresa de capitales privados e indirectamente también una intervención en el mercado de granos del país.
Eso fue extraordinario, una jugada maestra para combatir nuestro aburrimiento.
Todos los programas periodísticos hablando del tema, en las conversaciones por Zoom entre amigos no se hablaba de otra cosa. Tan extraordinario fue que hasta se organizó una multitudinaria manifestación en todas las ciudades y pueblos del país a favor de la libertad y la propiedad privada y por supuesto en contra de la posible medida.
Se nota que es un objetivo importante para el grupo del gobierno, especialmente para el liderado por la vicepresidente, dado que insisten y considero que no van a dar el brazo a torcer y buscarán cualquier camino para llegar a su objetivo.
Mientras tanto, seguimos encerrados porque están poniendo en condiciones los sistemas de salud, ya viene el pico.
Otra noticia que nos mantuvo ocupados fue cuando nos enteramos que la principal línea aérea privada que operaba los vuelos de cabotaje se iba del país. Es entendible, en estos momentos de restricciones en todo el mundo, el negocio de las aerolíneas y el turismo quizás sea uno de los más castigados, pero esa línea aérea que tiene sedes en varios países de América, en todos se presentó en concurso y negoció con acreedores y el personal la forma de continuar en operaciones, salvo en nuestro querido país donde manifestó que fue imposible por diversas razones como la carga impositiva, la intransigencia de los gremios y la falta de cooperación estatal. Si bien algunos no esbozaron ningún comentario, hubo varios miembros del gobierno, especialmente aquellos del grupo de la vicepresidente que manifestaron su alegría y salieron a hablar de la llamada línea de bandera. Otra vez esa línea aeroruinas se queda con casi el monopolio de los vuelos, para el bien de unos pocos y el castigo casi eterno de toda la sociedad
Pero no nos quejemos, todo lo hacen para que no nos aburramos y nos mantengamos distraídos en estos días de cuarentena mientras ellos sabiamente preparan todos los sistemas de salud para enfrentar el temido pico de la enfermedad. Desde que empezó el otoño hasta que empezó el invierno parece que no tuvieron tiempo y nos piden que sigamos encerrados, que pasemos el invierno, frase célebre en nuestro país con la diferencia que cuando fue pronunciada y se hizo famosa fue tras un objetivo claro y con certeza de estar haciendo las cosas bien, en cambio ahora vemos que solo quieren que no nos aburramos mientras no nos protegen ante los peligros sanitarios y muestran una gran ineficiencia en proteger nuestra salud y mientras tanto hacen sus negocios y destruyen nuestro querido país.
Debemos concientizarnos de no aburrirnos más, pero no distraernos con falsas propuestas, sino dejar nuestro aburrimiento defendiendo nuestra libertad y exigiendo un camino de paz y desarrollo que de hecho es muy distinto al esbozado en estos meses y al recorrido en las últimas décadas.
Sin aburrimiento, caminemos por nuestra libertad.
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