La leyenda del conde Don Julián
Cerremos los ojos y retrocedamos a la ciudad de Ceuta en el siglo octavo de nuestra era.
El Arca de Luis04/03/2021 Luis García OrihuelaPOSDATA Digital Press | Argentina
Hoy os invito a un largo viaje en el tiempo y en el espacio, viajaremos muy atrás en el tiempo, a un mundo desconcertado entre la caída de un imperio y el nacimiento de una nueva religión que conformara otro imperio mas poderoso aunque menos duradero, y a una ciudad frontera entre ambos mundos enclavada al otro lado del estrecho de Gibraltar, paso obligado entre África y Europa. Cerremos los ojos y retrocedamos a la ciudad de Ceuta en el siglo octavo de nuestra era.
Su situación geográfica la convierte en un lugar perfecto para el comercio por su cercanía a Europa y su magnifico puerto natural por lo que será ocupada por fenicios, griegos y romanos. Finalmente en el 534 será conquistada por el general bizantino Belisario, para convertirla en la base de una futura invasión de Hispania.
Nuestra historia comienza unos ciento cincuenta años después, gobierna la ciudad el conde don Julián, teóricamente vasallo del imperio Bizantino... pero Bizancio está muy lejos, y el emperador tiene sus propios problemas, desde hace años lucha por mantener a raya a sus poderosos vecinos, que unidos bajo la bandera del Islam, se han convertido en un imperio en poco mas de un siglo, así que el conde trata de mantener el equilibrio como puede entre sus vecinos islámicos del sur y los visigodos del norte.
Tenia nuestro conde una hija, famosa por su belleza, llamada Florinda la Cava, que había sido invitada por Rodrigo a visitar la corte visigoda con el fin de completar su educación y buscar un buen marido. No tardó en destacar entre las damas de la reina por su belleza y su buen carácter y menos tardó Rodrigo en encapricharse de la moza, y ante sus firmes negativas, tomar por la fuerza lo que de buen grado se le negaba.
Don Julián fue informado y juró venganza, pero hombre prudente y acostumbrado a difíciles equilibrios, decidió aplazarla hasta que el momento fuera oportuno. Firmó sus acuerdos, recogió a Florinda y regreso a su feudo.
Ignoraba nuestro furioso conde que el destino había empezado a tejer los hilos que atarían su venganza. Muy lejos de allí, en la hermosa ciudad de Bagdad, dos familias se disputaban desde hacia años el poder, de un lado los Omeyas todavía dueños del poder pero en franca decadencia y de otro los Abasies.
Cuentan las crónicas que los Abasies invitaron a los Omeyas a una gran fiesta para terminar sus disputas y firmar una paz duradera, la invitación fue aceptada pese a las advertencias de uno de sus príncipes que veía claramente una trampa. Incapaz de convencer a su familia, el joven trazo su plan, poco a poco distribuyo sus camellos con provisiones y armas a lo largo de una ruta de escape y unos días antes del banquete se puso enfermo. Partió la comitiva mientras él se preparaba para el viaje y no tardo en recibir la señal de que sus temores eran ciertos, vestido como un humilde comerciante abandono con su familia discretamente la ciudad camino del desierto. Ninguno de sus parientes sobrevivió a la cena.
Días después, mientras se anunciaba el cambio de dinastías en el califato, el joven príncipe y sus fieles llegaban a la ciudad de Ceuta y pedían hospitalidad a su gobernador.
Recibió don Julián con sumo agrado a su atribulado visitante y le acogió con todos los honores. Y entre comida y comida fue el conde perfilando sus planes.
Andaba don Rodrigo por el norte de la península incordiando a su rival Agila II, el sur de la península estaba poco defendido y su invitado poseía un buen ejército y la posibilidad de establecer alianzas con los beréberes.
Decidió el conde que una alianza con sus poderosos vecinos era muy conveniente para la estabilidad de su territorio y además facilitaba su venganza contra el pérfido Rodrigo.
Y así un día del año 711 las tropas del joven Omeya, reforzadas con las tropas beréberes capitaneadas por Tariq Ibn Ziyad desembarcaban en Algeciras y comenzaban la conquista de lo que ellos llamarían Al Andalus.
Rodrigo tuvo que cambiar de rumbo para hacerles frente, ambos ejércitos se encontraron en la batalla de Guadalete, el triunfo musulmán fue rápido y contundente. Había comenzado la invasión musulmana de la península, en solo diez años el nuevo imperio dominará toda España y Portugal, salvo las zonas del norte, poco pobladas y de una orografía muy complicada.
¿Y los protagonista de nuestra historia?... pues de Rodrigo poco sabemos, se cree que murió en la batalla, pero no hay pruebas de que su cuerpo fuera encontrado, de don Julián no indica nada la historia seguiría viviendo tranquilamente en su feudo junto con la hermosa Florinda.
En cualquier caso un nuevo mundo comenzaba para sustituir al viejo y caduco régimen feudal, bajo dominio musulmán España brilló en las artes, la medicina, la ciencia... nos trajeron el arroz, las palmeras, los dulces, la seda. Convirtieron desiertos en huertas con sus acequias y pantanos en hermosos campos de arroz.
En los siguientes ochocientos años moros, judíos y cristianos convivirían en la península, a veces bien, a veces mal... en fin, lo normal, tampoco hemos cambiado tanto.
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VOZ Y PRODUCCIÓN:Luis García Orihuela
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